El ciberacoso hacia mujeres periodistas va en aumento, es ‘excepcionalmente sexualizado’ y suele sumarse a discriminación étnica, religiosa y relacionada con la orientación sexual, expusieron expertas del Centro Internacional de Periodistas (ICFJ por sus siglas en inglés).

Julia Posetti, vicepresidenta de investigación global del ICFJ, expuso en su participación en el Festival Internacional de Periodismo, celebrado en Perugia, Italia el fin de semana, que el potencial  de que el acoso en línea a mujeres periodistas se convierta en daño físico es muy significativo.

De acuerdo con el estudio The Chilling, realizado por la ICFJ y la UNESCO entre 901 periodistas, 20 por ciento de las mujeres periodistas amenazadas en Internet, experimentó daño fuera de la red, atribuida a la violencia que vivieron previamente en línea.

Además, el ciberacoso puede exacerbarse por otras discriminaciones. “Una evaluación de riesgo robusta debe estar alerta al contexto en el que trabajan los periodistas, así como al género, etnia y otros factores de riesgo como la religión y la orientación sexual”, indica el informe de la ICFJ y de la UNESCO.

 

Herramientas de alerta temprana

En el panel titulado ‘Herramientas para la Seguridad de Periodistas y  Pautas para monitorear la violencia en línea contra mujeres periodistas’, Posetti destacó la falta de un enfoque sensible al género y de monitoreo de las amenazas que enfrentan las mujeres periodistas.

En respuesta, el ICFJ desarrolló un ‘sistema de alerta temprana’ y de respuesta a la violencia en línea, respaldado por un proyecto de big data para detectar indicadores de violencia y prevenir su escalada. 

A este respecto, Posetti, señaló la necesidad de acceso a datos en tiempo real para entender y combatir el hostigamiento en línea.

Entre las recomendaciones realizadas en el reporte del ICFJ y de la UNESCO para combatir esta problemática destacan:

  • Que las organizaciones de noticias desarrollen protocolos sensibles al género para responder a la violencia en línea,
  • Que los instigadores y perpetradores de la violencia en línea basada en género rindan cuentas, y sean eliminados de las las plataformas y penalizados cuando sea apropiado.

En este tenor, se recomendó reformar los modelos de negocio y algoritmos de las grandes empresas tecnológicas con la finalidad de que las mujeres periodistas puedan trabajar de forma segura en línea.

En el plano judicial, sugirieron:

  • Que las agencias de aplicación de la ley desarrollen capacidades de investigación digital con perspectiva de género, y trabajen de manera más colaborativa y
  • Que los actores judiciales busquen comprender mejor las ramificaciones de la violencia en línea basada en género como un problema de seguridad en el lugar de trabajo, libertad de prensa e igualdad de género, además de ser un posible indicador de futuro daño fuera de Internet.

En tanto, exhortaron a los Estados a tomar medidas para proteger a las mujeres periodistas del abuso, el acoso y las amenazas en línea, reconociendo los riesgos para su seguridad y la libertad de prensa.

Por su parte, Renata Schroeder, directora de la Federación Europea de Periodistas, destacó el papel de los planes nacionales de seguridad para periodistas, en un contexto en el que la polarización y las amenazas para los periodistas aumenta y con ello las amenazas.

Schroeder mencionó la importancia de la cooperación internacional, del compromiso colectivo y de  la necesidad de un enfoque holístico para abordar las amenazas a la libertad de prensa y fomentar un entorno seguro para las mujeres periodistas.